¿Quiénes son estos zombies que se han puesto tan de moda en la cultura popular de los últimos años?
La idea del zombie ha cambiado con el tiempo. Los no-muertos regresan a la vida pero de una manera bien diferente en cada ocasión. Son, en principio, el miedo que la sociedad necesita. El precio que hay que pagar por vivir en una sociedad basada en la irracionalidad y la amenaza. Plagas de caminantes que en un principio el cine retrató en sociedades colonizadas y en economías de plantación. El zombie es fruto del vudú, en oposición al mundo romántico y acomodado de los blancos. El zombie, en un primer momento, es negro. La alteridad es la raza y lo irracional.
Una idea de zombie que a lo largo del siglo XX se va dejando atrás para destacar una vertiente más ideológica. A pesar de la caída de la Unión Soviética y de que el liberalismo lleva campando a sus anchas durante 30 años en el mundo occidental, no ha consolidado su hegemonía. El capitalismo se ha visto sacudido hasta los cimientos por una profunda crisis financiera. Keynes ha resucitado y el fantasma de Marx se nos vuelve a aparecer. El desafío geopolítico de la China comunista, la pérdida de peso de los partidos tradicionales y la menor relevancia de un Estado que cohesione, hacen que se movilice la clase peligrosa.
Los zombies surgen de catástrofes. El género zombie está muy relacionado con el género catástrófico y apocalíptico. En este tipo de películas, los seres humanos que sobreviven son los individuos que mantienen intactas sus habilidades e ingenio. A diferencia de los zombies, el sobreviviente planea, se anticipa, lucha, ejerce su condición patriarcal en medio del colapso. Si la catástrofe, como es el caso en los últimos años, es económica, el líder es el prototipo de hombre neoliberal. En medio de la cultura de la pobreza sobresale como antagonista a los zombies. En el argumentaio liberal son perezosos, violentos, carecen de autocontrol, de temperamento y sólo buscan comida a la manera que se busca el sexo en la clase baja, de una manera promiscua e inmediata. Son, además, esos tipos que firmaron hipotecas que no podían pagar, los que no planifican el futuro, los que actúan siempre sin tener en cuenta las consecuencias. En este contexto, las películas de zombies son el reflejo del miedo burgués a la clase obrera, a la que se estereotipa y criminaliza. Se les ha deshumanizado de tal manera que pueden ser asesinados en masa sin perturbarnos la conciencia.
Pero en los últimos años el concepto de zombie ha dado un paso más allá de la clásica ideología de clases. Los cuerpos que lucen los protagonistas de The Walking Dead y otras series, películas y videojuegos actuales son nuestros cuerpos, usan trajes y monos de trabajo, corbatas, vestidos de fiesta o chandals, son de todas las formas, tamaños, clases y razas. Son los zombies como colectivo, no el singular y aberrante «monstruo» de antaño. Ahora llenan las calles, llenan las ciudades, llenan el paisaje, llenan los países. Son una enorme masa y abundan los planos dese grúas y helicópteros.
Es el apocalipsis zombie. El salto cualitativo y cuantitativo de los mismos empieza a tener que ver con la sociedad de consumo que nos hace a todos iguales. Tienen como único instinto el hambre, se pasean de forma aséptica, son mudos, no muestran esperanzas en medio de su propio vacío. Son insaciables, nada les colma. Su apetito es una metáfora del apetito consumista. No nos vale una tele nueva, ni un coche nuevo, ni una casa nueva, nada nos autorrealiza. Mostramos una absoluta falta de interés por cualquier cosa. El verdadero horror zombie de nuestra época no es que los muertos hayan regresado a la vida, sino que son la vida misma.
El gran humanista marxista Erich Fromm ya había teorizado sobre esto. La modernidad del capitalismo incluye la merma de la capacidad de los seres humanos para actuar sobre los acontecimientos, para forjarse a sí mismos e intervenir en su mundo significativo. Fromm hablaba del miedo a la libertad. Sin embargo, la figura del zombi en la cultura popular también podría significar alcanzar la libertad a través de nuestros miedos. Los supervivientes podrían ser los que huyen de las horrorosas estadísticas del capitalismo. No se trata de una visión de la libertad humana que incluya rehacer un mundo despojado de sociabilidad, es la libertad como escapatoria. Esos seres sin rostro quieren invadir tu casa y darse un festejo con tu carne, hay que escapar. Los zombies ofrecen una oportunidad para afirmar la superioridad del hombre libre, el que no se somete al dominio. Los zombies son lentos y estúpidos; los humanos libres, rápidos e inteligentes.