El fotógrafo Colin Batty ha tenido la genial idea de retocar retratos antiguos con el propósito de hacerlos un tanto más espeluznantes. Una alteración bien conseguida que nos da alguna idea: repasemos nuestro álbum familiar, ya de por sí estrafalario, y agotemos sus posibilidades estrafalarias. Démosle un efecto más atávico a las siniestras y descoloridas imágenes de nuestros antepasados.
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